Nombre oficial: República Checa
Capital: Praga 1.249.000 habitantes
Idioma: checo
Moneda: corona checa (1€=27,84CZK)
Zona horaria: GMT+1 (hora igual que en España)
Electricidad: 220-230 voltios CA, 50 Hz; el enchufe estándar es de dos clavijas circulares.
Praga es sin duda una de las ciudades más bellas de Europa. Una joya que pertenece al Patrimonio Mundial de la UNESCO y que ha sido muchas veces elogiada como la "Ciudad de las Espirales". La capital checa se ha convertido en el ejemplo de supervivencia tras el comunismo y derrocha encanto por sus cuatro costados.Hasta el más cínico no puede evitar adular el Puente Carlos o la Plaza de Mala Strana. Ésta es la ciudad donde simplemente el pasear por ella es todo un placer.
La historia de Praga data del año 400 a.d.C., con las tribus celtas. La verdadera edad de oro de la ciudad comenzó cuando Carlos IV de Bohemia fue elegido Emperador Romano en 1346. El ambicioso plan de construcción gótica, incluyendo la Catedral San Vitus, Puente de Carlos, la Universidad, alrededor de la plaza Wenceslas, transformaron la ciudad en una de las más poderosas de Europa.
El siglo XX estuvo lleno de traumas para Checoslovaquia y Praga, cuando los alemanes ocuparon el país durante la Segunda Guerra Mundial y cuando el país estuvo sumido en el comunismo soviético durante las cinco últimas décadas del siglo. Los intentos de los checos por ganar una mayor democracia en la Primavera de Praga de 1968 tuvieron menos peso que los tanques rusos. El espíritu checo permaneció a pesar de las dificultades y en 1989, con la caída del muro de Berlín, los checos se desligaron de las garras del comunismo en la Revolución del Terciopelo, a la que le siguió el "Divorcio de Terciopelo", cuando la pequeña parte eslovaca se desligó de la antigua Checoslovaquia.
Praga fue una de las pocas capitales del bloque del este que salió sin consecuencias físicas de la Segunda Guerra Mundial. Con el poeta/presidente Vaclava Havel al timón, la ciudad desarrolló un ambiente parecido al de París en los años 20. La situación no es la misma en la actualidad, ahora hay casi el mismo número de turistas que de checos, puesto que Praga se ha convertido en uno de los destinos turísticos más populares de Europa (principalmente durante los fines de semana). En mayo de 2004, la República Checa pasó a formar parte de la Unión Europea, consolidando así la importancia y popularidad de la ciudad.
Parte del encanto de Praga es que es igual de bella en cualquier temporada del año. Los inviernos pueden ser largos, crudos y oscuros, mientras que la primavera y el otoño son idílicos y el verano cuenta con temperaturas cálidas. La capital checa nunca decepciona, se puede disfrutar de un agradable paseo en barco bajo el Puente Carlos en una templada noche de verano, o caminar sobre la nieve en la Plaza de Mala Strana y disfrutar de una copa de vino caliente en el Mercado de Navidad. Todas ellas, fantásticas experiencias.